Región
Lima 13 Jun.- El Perú tiene el extraño privilegio de tener una
diversidad de frutas de buena calidad: mangos, peras, manzanas, uvas,
etc., todas de un solo nombre. Frutas anunciadas en los mercados con el
mismo timbre de voz. Muchas de ellas están haciendo un gran esfuerzo por
ubicarse en el mercado internacional, siguiendo el ejemplo de una fruta
recordada, la única que tenía apellido: la naranja Huando, aquella que
no tenía pepa.
Esta fruta -que fue una de las
exquisiteces en la mesa de los peruanos- hoy está en vía de extinción.
Se produce en muy poca proporción en lo que fue la hacienda Huando,
lugar de donde tomó el nombre. La famosa naranja ya casi forma parte del
recuerdo. Veamos por qué.
La hacienda Huando fue de propiedad de
la familia Graña Elizalde, quienes plantaron dentro de las 1.450
hectáreas la variedad de naranja washington navel, que no tenía pepa;
sin embargo, la procedencia de su producción hizo que la población
peruana olvidara su nombre formal para bautizarla como naranja Huando.
Esta variedad fue sembrada desde
aproximadamente inicios del siglo pasado e hizo que la hacienda fuera
reconocida tanto localmente como en el extranjero. La producción de
Huando era enviada a Estados Unidos, Canadá y a algunos países de
Europa, lo que representaba un orgullo para la zona y para el país en la
primera mitad del siglo XX.
La naranja Huando incluso recibió el
homenaje popular al ser incluida dentro del sinnúmero de motes que
creaba la criollada local. Decir que alguien se parecía a una naranja
Huando, era sostener que "no tenía pepa". Una crueldad que solo la
entienden los peruanos.
La producción de Huando alcanzó pleno esplendor hacia mediados del siglo pasado. Sin embargo, la reforma agraria en 1969 detuvo este crecimiento. Fue un corte directo a la yugular: las tierras de la hacienda fueron tomadas por los trabajadores a través de la Cooperativa Agraria de Producción Huando, que agrupó a cerca de 500 personas.
La producción de Huando alcanzó pleno esplendor hacia mediados del siglo pasado. Sin embargo, la reforma agraria en 1969 detuvo este crecimiento. Fue un corte directo a la yugular: las tierras de la hacienda fueron tomadas por los trabajadores a través de la Cooperativa Agraria de Producción Huando, que agrupó a cerca de 500 personas.
La exportación continuó por algunos años
más; no obstante, progresivamente los cooperativistas fueron perdiendo
los mercados externos ganados con anterioridad.
No se trataba de una fruta barata. Los
que hayan ido al mercado de niños podrán recordar que era una fruta
premium, intensamente anaranjada, de textura única y de una marca en su
piel cual tatuaje que denotaba su linaje. Así de simple.
Ya en los años 90 los productores
indicaban que esta variedad requería de cuidados únicos, de
fertilizantes caros, que la producción era casi insostenible. Así es que
en Huando se empezó a ensayar la producción de mandarinas matzuma (sin
pepa) y a estas también se las bautizó como mandarinas Huando para
aprovechar la fama de una marca que tomó más de medio siglo en
construir, pero el camino hacia el fracaso ya estaba escrito.
SIN PEPA, SIN JUGO
En 1992 la Cooperativa Agraria de
Producción Huando decidió su disolución. Luego de intensos debates al
interior de esta organización se procedió a la parcelación de los
terrenos. Una parte de los cooperativistas apostó por la formación de la
Empresa Agroindustrial Huando (Emagrín Huando), con la idea de explotar
esta marca exitosa, pero el destino a veces es cruel y paradójico.
Las naranjas Huando dejaron de
producirse a gran escala en Huaral, porque los naranjos comenzaron a ser
atacados por el 'virus de la tristeza' (plaga que debilita a los
árboles y que origina producciones escasas). Los productores tuvieron
que cambiar a la producción de mandarinas y otros productos. Así,
cientos de naranjos tuvieron que ser sacrificados para acabar con la
tristeza (así, de raíz) y que las tierras pudieran producir fresas,
espárragos y paltas.
Los especialistas agroindustriales indican que no hay forma de revertir el ingreso de este virus. Hoy la variedad washington navel (o naranja Huando) ya no se exporta porque no resulta rentable y es imposible competir con Sudáfrica que tiene menores costos de producción. Hoy el Perú exporta tangelo, y las mandarinas satsuma y w. murcott.
Los especialistas agroindustriales indican que no hay forma de revertir el ingreso de este virus. Hoy la variedad washington navel (o naranja Huando) ya no se exporta porque no resulta rentable y es imposible competir con Sudáfrica que tiene menores costos de producción. Hoy el Perú exporta tangelo, y las mandarinas satsuma y w. murcott.
Las actuales 'naranjas huando' que circulan en el mercado local son producidas en Ica, Chincha y en la zona alta de Huacho.
Por su parte, algunos parceleros en Huando siguen luchando por sacar adelante nuevos productos. La tarea es dura.
La empresa Emagrín Huando fue liquidada
ya hace algunos años. Unos inversionistas adquirieron la mayoría de
acciones y transfirieron las tierras a la empresa agrícola Santa
Patricia. Así, el ciclo de las naranjas deHuando se acabó. (Manuel Marticorena-El Comercio)
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